miércoles, 11 de noviembre de 2015

De qué te Jactas?

 La película Wit, me llevó a buscarlo, por cierto, muy buena.

"Muerte no te enorgullezcas,
aunque algunos te llamen poderosa y terrible,
puesto que nada de eso eres;
porque todos aquellos a quienes creíste abatir no murieron,
triste muerte,
ni a mi vas a poder matarme,
esclava de lado,
la fortuna, los reyes y los desesperados,
si con veneno, guerra y enfermedad y amapola o encantamiento
se nos hace dormir tan bien y mejor que con tu golpe,
de qué te jactas,
tras un breve sueño despertamos a la eternidad y
la muerte dejará de existir,
muerte morirás."
JOHN DONNE
Imagen:donne.jpg

martes, 27 de octubre de 2015

Qué Cosa...

Qué cosa las mujeres
Con nuestras vidas intensas, luminosas, difíciles.
Vamos por la vida abrazadas a otras, que nos llevan para no caer.
Vamos por la vida sosteniendo a las que hoy no pueden para que mañana sí.
Reímos y nos besamos en la calle porque no necesitamos explicar nada.
Somos bellas.
Nos escuchamos por horas en bares y pizzerías
mientras los hombres solitarios nos miran
y se hacen los desentendidos
porque estos fulgores, estos chispazos los desconciertan.
Los hombres saben mantener distancia,
venir a nuestro encuentro sólo cuando sienten que ya no molestan.
Hablamos mal de nosotras, las mujeres.
Nos creemos poca cosa cuando nos miramos en el espejo.
Hablamos bien de nosotras.
Tomamos los micrófonos, las calles, las iglesias, los juzgados.
Arrojamos todos los papeles que sobran por las ventanas.
Salimos en bicicleta por la ciudad, en taxis, en autos que echan fuego
para socorrernos para protegernos de la desdicha
como talismanes.
Nos contamos secretos escondidos en los astros
porque los astros llevan nuestro nombre.
Abortamos, las mujeres.
Nos desnudamos.
Tenemos hijos y desafiamos el desconcierto.
Hacemos de nuestros cuerpos el territorio de todas las batallas.
Dejamos amores y nos dejan.
Así vamos armando una trama invisible.
Nosotras somos mejores cuando aceptamos dejar las cenizas en el viento.
Somos nuevas cada vez que ponemos la palma de nuestra mano
sobre la tierra y escuchamos su latido milenario y decimos
“aquí dejo mi historia para que otra se la lleve”.
Y nos vamos y seguimos, cantando.
Ivana Romero
Firmat, Santa Fe, Argentina, 1976

domingo, 26 de julio de 2015

De un Lado y del Otro

Una brecha de silencio nos separa
yo estoy de un lado y vos del otro
no puedo verte ni oírte —pero sé que estás—
suelo llamarte con un nombre infantil
y simulo que el eco de mi grito es tu voz.
Cómo podemos cruzar la brecha— con una palabra o una caricia, nunca.
Una vez pensé que íbamos a llenarla con nuestras lágrimas
Ahora la quiero derrumbar con nuestra risa.


Katherine Mansfield
Traducción de Sandra Toro

Combinación

Usted, me combina con casi todo. Sus ojos café con leche con mi mirada de medialunas de manteca.
 Las otras entran apelmazadas. Siempre vienen en talles europeos: Croissants que le dicen...voileau!

El talle de sus pestañas cabe en los bolsillos de esa camisa. Y llevo dos, por las dudas: por si se me cae una lágrima cuando la extraño y necesito abanicarme de sus teamotanto. Y cuando pasa, me combina la nostalgia de sus murmullos cercanos con esas fotos viejas de la infancia entre pìscis con ascendente en el conurbano sur.

Usted me combina con casi todo. El talle de sus brazos perfectos, está hecho por el molde
de un sastre viejo.
Y el tamaño de su boca de mermelada de naranjas, calza mucho mejor en las tardes nubladas, que en los sueños entrecortados de mis pesadillas de tostadas quemadas, humeando sobre la hoguera de la santa inquisición. Amén.

A usted de lo digo. Sí, sí: a usted...

Silvana Trotta

domingo, 11 de enero de 2015

M. E. Walsh

Piénsame como en la fotografía:
con mi perfil rondando tu apellido.
Brizna desmemoriada que ha crecido 
al lado de tu voz, amiga mía.
Yo soy aquella fiebre de papeles
que por los corredores de la escuela
admiraba tu mundo de acuarela
y la política de tus pinceles.
Soy el antaño de tus mediodías
y aquel afán donde te reconoces;
quien buscaba tu voz entre las voces
y quien tanto lloró porque sufrías.
Mi corazón en todo te comprende
—desde su cerradura o con su llave—
pero perdónalo porque no sabe
en dónde acabas tú y empieza el duende.
Digo que eres sostén y nervadura
de esta riqueza que no llamo mía
porque eres la verdad de mi alegría,
porque estoy reclinada en tu dulzura.
No encuentro nada venturoso y nuevo
que presida el candor de mi confianza;
alargaré en tu nombre la esperanza
hasta pagarte lo que no te debo.
En la ciudad de mi palabra fría
ardiendo está tu ausencia o tu latido.
Mucho antes de partir me habré perdido
sin tu mano en mi mano, amiga mía.
Danza con mis paraguas arlequines,
prende mi luz y mírate en mi espejo.
De todo me desprendo y te lo dejo:
la lapicera, el canto, los patines.
Te estoy queriendo única y primera
desde mi soledad exagerada.
Siempre estaré de frente en tu mirada
y asistiendo a tu sombra verdadera.
Dame la mano y vamos a algún lado
con los pinceles como pasaporte.
Las dos con una brújula sin norte.
Las dos con un reloj equivocado.
Maria Elena Walsh