sábado, 29 de noviembre de 2014

A mi amor te lo vas a encontrar en todos lados.
En el color azul medianoche.
En las segundas oportunidades dadas.
En el chocolate blanco y la menta granizada si acaso
ves pedir a alguien esos gustos
en la heladería de la esquina de Pueyrredón y Anchorena.

En la canción I´ll be your mirror.
En un estacionamiento vacío.
Y cuando cortes menta para prepararte un trago.
En los cuzcos paticortos que te cruces por la calle
en los perros medianos y grandes también
te lo vas a encontrar especialmente en los mestizos.

Cuando quieras agarrar con todas tus fuerzas una tarde
especialmente feliz para que no se te vuele
con el viento que se levanta en la noche
moviendo todas las cosas en un mismo sentido.

En la terraza rectangular de tu casa
abajo de la media sombra
en los broches de la ropa tirados
sobre la mesa de listones de madera
y en la fruta amarilla colgada
que nunca supimos si era un limón o un pomelo.

En el sector de luces bajas de una fiesta
cuando alguien te invite una cerveza
mirando tu camisa de vaquera
y no te diga lo que yo te dije
después de haber hecho todo eso.

Lo vas a encontrar sostenido
como un árbol plantado hace dos siglos
con raíces que rompen las baldosas
y crecen para todas partes.

En un repertorio de palabras
que aludan a los minerales.
En el ascensor jaula de un edificio antiguo.
En la gota lenta que baja como suero
y golpea la base de la jarra de café.

En el ruido que hacen dos océanos rotos.
En las sábanas tendidas de colores suaves.
En las luces que se prenden mientras va oscureciendo.
Cuando creas que es cuestión de confianza y de lujuria.
Cuando intentes cortar lentamente
las verduras para preparar una comida.
Silvina Giaganti

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