Pensó que el deseo sostenido se materializaría en la realidad.
Cuando no lo consiguió con la urgencia que precisaban sus ansias
cambió el rumbo de su brújula y fijó un nuevo norte al que dirigirse.
Cuentan por ahí que llegó a tener más de diez mil aspiraciones inconclusas
y que nunca perdió el ánimo.
Isabel Martinez Barquero
Blog: El cobijo de una desalmada
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