Me rindo al amor.
Me rindo al insomnio, al sueño, a lo soñado.
Me rindo a la tristeza, a que me circule hasta que se desvanezca.
Me rindo a la sin razón, porque racionalmente no llegué más lejos que si lo hubiera hecho con el corazón.
Me rindo y no es abandonar, es aceptar, es soltar y también tomar.
Me rindo a los caminos hechos sin cuestionarlos, porque me han dado respuestas para seguir.
Me rindo al hoy, al día pleno, a lo que me trae y se lleva, a la noche quieta que callada viene y algo me deja.
Me rindo al Sí de la existencia,
y al rendirme me siento otra, que soy yo pero más des-armada.
Diana V.

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